Todos los métodos de desarrollo personal que requieren la cooperación y la implicación emocional de los clientes, suponen que éstos tendrán una conciencia adecuada de sus emociones para que el trabajo tenga éxito. No es habitual encontrar libros o talleres que incluyan una posibilidad diferente. Sin embargo, en la práctica, este ideal no siempre es alcanzable.
Alrededor del 20% de las personas con las que trabajo (la mayoría de las personas que acuden a mí son auto-motivadas, por lo que sospecho que el porcentaje es mayor en la población general) son muy desconectados de sus emociones y normalmente no los exploran más allá del nivel más superficial. Esto se manifiesta de varias maneras:
- no pueden separar los sentimientos personales de la situación externa y examinarlas de forma independiente (es decir, explorar las demás causas posibles)
- no pueden describir a los más profundos y niveles más sutiles de emociones además de las más obvias o más intensas
- ellos no puede reconocer las creencias que están en la raíz de esas emociones.
Por lo general, estas personas son incapaces de notar y explorar a fondo los diferentes niveles de sus emociones, por lo que suelen se limitan a un análisis racional. El análisis racional es estupendo para los acontecimientos externos objetivos y medibles; nuestras vidas emocionales no siguen las mismas reglas.
Me parece que éste es el principal obstáculo para el éxito del coaching o la terapia. A menudo, los clientes son conscientes de ello, pero a pesar de todo su esfuerzo, pueden sentir que su conciencia emocional se escapa persistentemente, hasta el punto de que empiezan a dudan de su capacidad de sentir sus emociones.
Capas emocionales
Dado que las emociones son más instintivas que los pensamientos, creo que no existe una persona sin emociones (excepto, quizá, los que tienen problemas neurológicos raros). Decir que alguien no puede sentir es como decir que no puede pensar o respirar. Las emociones son la base de nuestra autoconciencia y un importante fuente de información sobre nuestro entorno y sobre nosotros mismos. Al igual que no podemos dejar de pensar durante un tiempo prolongado, es aún menos posible no sentir. Si descuidamos esta capacidad natural y evitamos ser conscientes, puede debilitarse o estar menos disponible, pero con la práctica podemos hacer que se fortalezca de nuevo.
No sólo todos experimentamos continuamente emociones, sino que cada uno de nosotros, en cualquier momento, puede acceder a estados emocionales ricos y complejos. Algunas emociones duran más tiempo, son más sutiles y se sienten como la base de nuestra personalidad, mientras que las emociones en otros niveles son más intensas pero de menor duración. Algunas emociones son extremadamente suaves y sutiles, aparecen sólo un momento, pero puede abrir las puertas a pensamientos y percepciones inusualesa la creatividad y a la intuición.
La intimidad con nuestras emociones nos abre a un profundo sentido de la identidad - un fuerte núcleo interno, al que no se puede acceder sólo a través de nuestra mente racional. Las personas que no están en contacto con él pueden vivir toda su vida de forma casi robótica, anteponiendo la burocracia y los detalles cotidianos triviales a su propia humanidad y a la de los demás; o pueden sentirse crónicamente "dispersos" y perdidos.
Causas y consecuencias
Los orígenes de la disociación emocional suelen estar ocultos tras décadas de evitación y supresión. Esto suele comenzar cuando un las emociones del niño son humilladas, castigadas o ignoradas por los padres y los profesores. Otras causas son trauma y decepciones en las relaciones que eran demasiado dolorosos e intensos para un niño. No hay soluciones a corto plazo para esto. A las personas que se enfrentan a este problema, suelo aconsejarles al menos unos meses de práctica para ser más conscientes de sus emociones, antes de poder continuar con las sesiones.
A veces, a través del Coaching Sistémico Integrativo, podemos explorar cuál fue la causa de la disociación - pero, como el Coaching Sistémico Integrativo se basa en la experiencia emocional, esto debe ser explorado también a nivel emocional. Sin que el cliente tenga cierta conciencia de lo que siente, es muy difícil explorar su subconsciente.
En el coaching o terapia individual, la disociación puede manifestarse como:
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- análisis racional de una situación (por lo general de sus detalles externos) sin conciencia emocional y perspicacia
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- falta de respuestas útiles a las preguntas sobre las emociones
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- el cliente suele ofrecer diferentes teorías racionales, recuerdos o ideas en su lugar (o muy a menudo responde "no sé")
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- dificultades para verbalizar las emociones o para mantener la conciencia de una emoción
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- una persona no puede distinguir las emociones maduras de las inmaduras, es decir, las apropiadas de las que son inapropiadas para una situación específica
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- una persona no puede reconocer o verbalizar lo reprimido recuerdos
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- A veces los clientes rechazan la idea de que la raíz del problema pueda estar en una situación o circunstancias que no pueden recordar conscientemente. Por ejemplo, un cliente me dijo: "¿Por qué me preguntas por mi infancia? Mi infancia no tiene nada que ver con cómo me siento. Estoy estresado por cómo se comportan las personas que me rodean". Esto parece obvio para las personas que no son conscientes de sus procesos inconscientes. Cuando aprendemos a explorar bajo la superficie de nuestras experiencias, podemos encontrar las razones por las que las personas reaccionan de forma tan diferente ante circunstancias similares.
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- desconocimiento, o el rechazo activo, de responsabilidad por las propias emociones, como resultado de la falta de conciencia de sus causas subyacentes
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- estas personas suelen esperar soluciones inmediatasA menudo, esperando que los demás y/o las circunstancias externas cambien.
A veces es más fácil trabajar con estos clientes a través de metáforas - imágenes simbólicas. Sin embargo, este tipo de trabajo sigue exigiendo que, en cierta medida, renuncien al control consciente y permitan las asociaciones espontáneas, por lo que también pueden surgir dificultades.
Desarrollar la conciencia
Si te reconoces en alguna de estas descripciones, mi principal recomendación es trabajar a largo plazo en crear conciencia de tu cuerpo y tus emociones. Practica la observación diaria y la exploración detallada de tus emociones. Puedes encontrar ayuda adicional en otros enfoques que intensifican la conciencia corporal, como la meditación, la danza, la aromaterapia, el masaje y el baño, actividades que combinan el trabajo con el cuerpo físico con una conciencia relajada.
Nuestra experiencia emocional existe en varios niveles, del mismo modo que nuestras personalidades incluyen varias subpersonalidades. Varias partes de nuestra personalidad pueden experimentar la misma situación de manera diferenteAsí que podemos tener emociones contradictorias. Además, a veces ciertas emociones pueden tratar de ocultar o enmascarar otras; la ira, por ejemplo, a menudo cubre la vergüenza, el miedo o el sentimiento de inadecuación, mientras que la tristeza puede ocultar la ira en una persona que fue condicionada a no expresarla. Podemos sentir la necesidad de culpar a otros para evitar nuestra propia culpa. Y así sucesivamente.
Si estamos disociados de nuestros propios sentimientos, es posible que sólo seamos capaces de reconocer las emociones más fuertes y evidentes, sin notar todas las demás capas. Entonces nuestra perspectiva de la situación será muy limitada, lo que podría motivar un comportamiento poco constructivo con consecuencias desagradables. Como todos sabemos, es fácil darse cuenta cuando otra persona tiene "visión de túnel", pero no es tan fácil cuando nos toca a nosotros.
Muchas personas aprenden a suprimir algunas emociones incluso antes de que puedan ser conscientes. Incluso cuando intentamos ser más conscientes, esta supresión automática puede hacer que nos sintamos como si estuviéramos buscando jabón en el agua: puede que seamos conscientes de una determinada emoción sólo por un momento, pero fácilmente se escapa de la conciencia porque algunos mecanismo de defensa se activa rápidamente. Cuanto antes hayamos aprendido a reprimir una emoción, más difícil será cambiar ese hábito; los hábitos sobre los que construimos nuestro sentido del yo y nuestro carácter son más difíciles de cuestionar que los que experimentamos sólo raramente o más tarde en la vida.
Los niños menores de 3 años (como mínimo, y probablemente más) no tienen un desarrollo cerebral racional suficiente para procesar la experiencia intelectualmente. A esa edad, la experiencia se procesa a un nivel más instintivo y emocional, y las huellas resultantes se almacenan también a ese nivel. En este sentido, las huellas emocionales tempranas no pueden ser resueltas a través de la mente racionalPor eso la lectura de un libro perspicaz o la toma de conciencia racional de las causas de nuestros problemas rara vez son suficientes. Necesitamos llegar a las partes emocionales de la mente subconsciente. Pero si alguien se bloquea a sí mismo para no ser consciente de sus emociones, es posible que no pueda llegar tan profundo.
A menudo, las personas que parecen más inseguras, débiles o incluso neuróticas pueden estar más cerca de resolver realmente sus problemas que las personas que no muestran ninguna debilidad. Las personas que son conscientes de sus miedos, su vergüenza y otras inseguridades ya han pasado por el proceso de reconocerlas, que es el primer paso para la curación. Las personas que esconden sus inseguridades detrás de máscaras de racionalidad o de absoluta confianza en sí mismas pueden tener un camino más largo que recorrer.
Cómo explorar tus emociones
Elige algo de ti mismo que te resulte difícil de aceptar, algo que te disguste y de lo que prefieras deshacerte. Tómate un tiempo y haz lo posible por aceptar y reconocer este sentimiento. También es posible que te des cuenta de otras partes de ti que luchan contra ese sentimiento, intentando suprimirlo y negarlo. Si notas que el sentimiento en el que estás trabajando se aleja de tu foco, puedes "refrescarlo" recordando una situación que lo haya provocado.
Pregunta a esta parte de ti qué es lo que realmente quiere y necesita, y qué le impide de satisfacer esas necesidades de forma saludable? Comprueba qué edad tiene esa parte de ti: ¿se siente como una emoción de niño, de adulto o quizá de adolescente? Dale todo el amor y la perspectiva adulta que puedas a esa parte de ti. Aunque enfrentarse a esas emociones pueda ser desagradable al principio, puedes notar que cuanto más los aceptas, más suaves se vuelven (pero asegúrate de aceptarlos sin ahogarte en ellos ni creerte lo que dicen). Así podrás desarrollar mucho más amor y compasión no sólo por ti mismo, sino también por los demás.
Para resolver por completo estas emociones, es posible que tengas que resolver el trauma y/o los vínculos relacionales, lo cual es más complejo. Pero la aceptación y la compasión de tus propios sentimientos son un paso importante y pueden suponer un gran alivio.
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